viernes, 4 de mayo de 2012

Tiempo Argentino

El recinto vibró con el entusiasmo de un debate político sin precedentes

Con banderas, papelitos y cánticos, cientos de militantes e invitados siguieron desde las bandejas de la Cámara de Diputados la sanción de la ley. Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto y gobernadores presenciaron la sesión.

Martín Piqué mpique@tiempoargentino.com

La recuperación de YPF dejó cientos de postales de la Argent ina de esta etapa, con oficialistas en un clímax de alegría colectiva y los otros bloques asumiendo, con dignidad, el rol de espectadores de una fiesta ajena.
Aunque la mayoría había votado junta en general (208 diputados, entre los que había legisladores del FPV y aliados, el Frente Amplio Progresista, Proyecto Sur y buena parte de la UCR), los festejos dentro del recinto fueron exclusividad del kirchnerismo.
Cayeron papelitos, se levantaron como trofeo surtidores de nafta, se agitaron banderas y remeras con el clásico logo de YPF. Volvió a cantarse la marcha peronista, sonaron las canciones sobre la JP. La felicidad de la mitad de la Cámara era ostensible, contagiosa. La otra mitad miraba en silencio. A la derecha del estrado, como invitados especiales de la presidencia del cuerpo, festejaban Hebe de Bonafini, Estela de Carlotto, los gobernadores Sergio Urribarri (Entre Ríos) y Francisco “Paco” Pérez (Mendoza), los funcionarios de la jefatura de Gabinete Oscar González y Ariel Pasini, el corredor de cuatriciclo Marcos Patronelli y el Chaqueño Palavecino, cuyo hermano es trabajador petrolero. El resultado era récord. El 80,54% de los diputados votó por la expropiación. Habían pasado once horas de una sesión en la que quedaron en evidencia las tensiones internas del radicalismo, una jornada en la que se sucedieron las advertencias ecológicas de Solanas y Felipe Solá sobre los riesgos del yacimiento de Vaca Muerta, los cuestionamientos y las defensas de la política energética que intentó desacoplar el precio local del combustible de su valor en el exterior, donde se lo considera uno más de los commodities.
El momento de la votación fue esperado con atención por cientos de militantes de Kolina, La Cámpora, JP Evita, Movimiento Evita y Nuevo Encuentro, que ocuparon las galerías del segundo y tercer piso. Las caras más conocidas estaban un piso más abajo. Allí se habían ubicado el secretario general de la CTA Hugo Yasky, Luis D’Elía (Miles ), José Pablo Feinmann, Ricardo Forster, Andrea del Boca, Eduardo Barcesat, el intendente Julio Pereyra (Florencio Varela), las periodistas María Seoane y Mariana Moyano.
Quien no pudo presenciar la definición del debate fue el diputado radical por Córdoba, Oscar Aguad.
Como había adelantado, cuando llegó el momento de votar, “el Milico” (como le dicen en su provincia) se levantó de la banca y desapareció por el fondo, detrás de una cortina.
“Andate”, le gritaron los jóvenes desde los balcones. Ese fue uno de los momentos más esperados de la jornada.
Los pasillos del Congreso, a medida que pasaban las horas, mostraban un permanente ir y venir de gente. Entre periodistas, asesores, empleados legislativos y curiosos iban apareciendo los invitados, que llegaban con la ansiedad de asistir a un evento histórico. “Soy feliz, gracias Cristina. Yo vengo de una familia petrolera”, confió Hebe a Tiempo Argentino mientras ingresaba a la presidencia de la Cámara, a pocos metros del Salón de Pasos Perdidos. Ya dentro del recinto, el propio Julián Domínguez, titular del cuerpo, le agradecería desde el micrófono su presencia. Como en las votaciones trascendentes, los diputados tenían un humor especial, acaso algo maniático: en muchos se notaba la conformidad con el paso que se iba a dar, aunque pretendieran más para el futuro.
“Tengo clara la dimensión histórica de lo que está pasando”, comentó a este diario Claudio Lozano. “En la región hay una estrategia donde el papel del Estado es capturar las rentas de los recursos naturales.
Nosotros estamos llegando tarde, pero más vale tarde”, dijo con una sonrisa. Entre los diputados del oficialismo abundaban los abrazos, las felicitaciones. “No somos agua de estanque, no queremos pudrirnos, por eso siempre avanzamos”, dijo Agustín Rossi en el cierre de su discurso. Era una cita de Raúl Scalabrini Ortiz que muchos diputados, minutos después, ya empezaban a aprender de memoria.
 
Publicado por Tiempo Argentino, Argentina, pág. 6, el 4 de mayo de 2012.
 

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