miércoles, 9 de junio de 2010

El rol de la izquierda Democratica

Por Oscar González

Como los procesos de construcción de memoria y de formación de conciencia política son más lentos y de mayor espesor que la evolución de cada coyuntura, es una incógnita el efecto y la magnitud que tendrán en el mediano plazo la enorme adhesión y amplio protagonismo popular que acompañó la celebración del Bicentenario de la Revolución de Mayo.
Sin embargo, no hace falta ser demasiado perspicaz para detectar en ese episodio un cambio notorio del humor social vigente hasta esos festejos, cuando la multitud se apropió del espacio público para expresarse libremente.
¿Puede la evocación de hechos sucedidos hace dos siglos, un relato más ligado a lo emotivo que al registro intelectual de aquel entresijo histórico, actuar como disparador de una recomposición positiva de las convicciones colectivas? ¿Este suceso es un punto de infl exión que quiebra el resistente individualismo que afecta a los sectores medios de la sociedad aferrados todavía a la concepción neoliberal de las últimas décadas? Si es así, estaríamos ante una reconfi guración sociocultural que nos asimilaría a lo que viven varios países de la región, donde nuevas fuerzas pujan por un cambio sustancial de sus respectivas sociedades, vía mayor protagonismo popular, medidas de redistribución del ingreso, nuevos derechos sociales y rechazo de recetas inducidas desde afuera.
Cuando se observa el curso europeo de la crisis mundial y cómo el capitalismo global le impone a Grecia, España, Portugal, Hungría, medidas que los argentinos ya experimentamos en carne propia, se constata cómo se deslegitiman los viejos paradigmas de la izquierda europea al aplicar el manual fondomonetarista, interesado en salvar bancos y no en preservar el bienestar de la población.
Lastima comprobar que el primer ministro griego, Yorgos Papandreu, como su par de España, José Luis Rodríguez Zapatero, ambos socialistas, se vean conminados a acatar las durísimas medidas de ajuste que les impone la Unión Europea, en detrimento de salarios, jubilaciones, consumo y empleo.
Así, la izquierda europea realmente existente muestra su fragilidad y virtual impotencia para ser alternativa frente al agresivo modelo fi nanciero, que tras llevar al mundo a una de las peores crisis, ahora pretende resolverla a costa de los trabajadores, los pequeños ahorristas y los productores.
Esa realidad contrasta con la de los países de nuestro subcontinente, lo que permite reexaminar las viejas categorías políticas que se pretenden aplicar al sur del Río Bravo.
Mientras la socialdemocracia europea, pese a una tradición memorable, desiste de ponerle límites a la voracidad del capital especulativo global, aquí se despliega un proceso de creciente independencia y de recuperación de autonomía nacional donde la izquierda encuentra su lugar y su destino.
A falta de nuevas denominaciones, los académicos le asignan a este transcurso un signo populista o nacionalista, categorías ambas insufi cientes, tanto como la identifi cación europea de la socialdemocracia con la única izquierda posible. Al margen de las particularidades de cada gestión progresista latinoamericana, no cabe duda que del conjunto surge un rasgo común –que algunos llaman socialismo del siglo XXI y otros segunda independencia– que, con sus fortalezas y debilidades, básicamente no acepta pasivamente las condiciones que el capital fi nanciero impone al mundo frente a la crisis de su propio modelo, cambios que alumbran una nueva conciencia social y política en la zona.
La puesta en escena de dramáticos episodios durante la celebración del Bicentenario argentino sirvió para fundir historia y actualidad en una gesta única. Si nuestro pasado es la larga lucha por la emancipación nacional y social, el presente no es otra cosa que la misma pugna librada en las condiciones del presente momento político.
Entonces, las condiciones para una recomposición de la izquierda democrática, aquí y en el resto de América latina, están ligadas a intervenir decididamente en el desarrollo real de los procesos de cambio y acompañar la diaria batalla de pueblos y gobiernos progresistas por una más justa redistribución de la riqueza, inclusión social, soberanía nacional y unión sudamericana.

* Ex diputado nacional del Partido Socialista. Secretario de Relaciones Parlamentarias del Gobierno nacional.

Publicado por el diario El Argentino, pág. 2, Política, el 9 de junio de 2010.



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