lunes, 17 de diciembre de 2012

Tiempo Argentino y El Argentino

Un congreso en sintonía con el cambio 

Oscar González | Sec. de Relaciones Parlamentarias

Sin perjuicio de los numerosos mitos, ingenuos o interesados, que rodean al Poder Legislativo –especialmente aquellos que atribuyen  a diputados y senadores  potestades ilimitadas,  como si su imaginación y una adecuada técnica legislativa fueran capaces por sí mismas de modificar el mundo real–, la historia muestra que las grandes reformas sociales, en la Argentina y en el mundo, no fueron obra de la actividad parlamentaria. Ni siquiera en el caso de la legendaria Asamblea de la Revolución Francesa.
Incluso, en el caso de los grandes tribunos históricos, como Alfredo Palacios y Lisandro de la Torre,  con sus formidables iniciativas –la legislación obrera que impulsó el primero de ellos, por ejemplo–, no podrían haberse materializado sin el impacto y la fortaleza de extendidas luchas sociales y políticas y la acción de osados ejecutores de aquellas normas reformistas.
Es que casi siempre, las grandes transformaciones se gestaron en las calles y se concretaron a partir de una amalgama, con frecuencia impredecible, entre rebeliones populares, movimientos políticos con capacidad de interpretar los vientos de cambio y gobiernos osados que se animaron a asumir y llevar adelante las demandas ciudadanas. Sin embargo, contar con un Parlamento que sintonice con la vocación transformadora del Ejecutivo no es un dato menor.
Es por ello que en épocas de decisiones progresistas los sectores retardatarios comienzan a preocuparse por el rumbo de la tarea legislativa, e idéntica actitud asumen algunos integrantes del estamento judicial. Cuando asoman las ráfagas del cambio social y se expanden los nuevos derechos, renace entre los inmovilistas su olvidada vocación  por los rituales del ceremonial republicano y resuenan  altisonantes proclamas sobre la tripartición de los poderes del Estado.
Así, quienes no hace tanto batían palmas por la conformación del llamado grupo A en el Congreso –el que copó las comisiones durante 2010 y 2011– , hoy extrañan su inútil predominio, que no les sirvió sino para rechazar por principio todo lo que proviniera del gobierno nacional. Son algunos de ellos quienes ahora cuestionan que el Congreso despliegue su acción en sintonía con las innovaciones normativas que inspira el Ejecutivo.
Gracias a aquellas iniciativas, como a las de muchos legisladores, el Congreso Nacional ha sancionado este año leyes trascendentes. Por citar algunas, centrales para el objetivo de recuperar a la política como herramienta de cambio y ampliarlos derechos de los sectores más vulnerables, están la que modifica la Carta Orgánica del Banco Central y rompe con la herencia neoliberal; la que recupera las acciones de YPF y consigna al interés nacional como parámetro de la gestión hidrocarburífera; la que preserva los derechos del paciente en relación con profesionales e instituciones de la salud; la que garantiza la identidad de género quebrando discriminaciones y prejuicios atávicos; la que amplía el derecho al sufragio para los jóvenes de 16 y 17 incrementando y fortaleciendo la participación ciudadana.
A esas normas, ya sancionadas, hay que sumar  el riquísimo debate que acompaña la propuesta de reforma de los Códigos Civil y Comercial, una iniciativa histórica que seguramente quedará plasmada durante el próximo ejercicio parlamentario, y la inminente sanción de la nueva Ley de Trata.
Esas son, apenas, algunas de las transformaciones gestadas al calor de un cambio de modelo productivo, económico, político y social sin precedentes.
No fueron diseñadas por organismos financieros internacionales ni por los think tanks del establishment. No recibieron tampoco el beneplácito de las corporaciones  ni de los escribas que traducen sus ideas. Son simplemente el resultado de la labor de  diputados y senadores que hicieron de este año uno de los más productivos en la historia del Parlamento argentino.

Publicado por Tiempo Argentino, Argentina, pág. 12, el 17 de diciembre de 2012.
El Argentino, nota de tapa, pág 2, el 18 de diciembre de 2012.

Tiempo Argentino
El Argentino
Tapa

Pág. 2


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