viernes, 19 de febrero de 2010

"¡Salud y revolución social!"

(Una crónica de antología publicada por la revista Siete Dias en 1979)

El 28 de junio de 1896, dos años después de fundada La Vanguardia, y coincidentemente con el 31 cumpleaños de Justo, se realiza el Congreso Constituyente del Partido Socialista. Se acercan al movimiento Leopoldo Lugones, Roberto Payró, José Ingenieros. En ese momento el semanario es el representante de los núcleos obreros que se han ido formando en el interior del país. El primer editorial, titulado Este país se trasforma, aborda desde una lineal perspectiva marxista la realidad nacional. Según el historiador Luis Pan (48, dos hijos, editorialista de La Prensa y actual colaborador de La Vanguardia negra), "por primera vez la política argentina conocía la declaración de principios de un partido, la plataforma electoral y el programa de acción. Ya en 1895 —aún no fundado el Partido Socialista— se celebró un Congreso Provisorio del Socialismo Argentino. Los socialistas participamos en las elecciones de 1896; desde luego, el fraude fue tan grande que ni hizo falta recontar los votos. En ese reparto, al partido le adjudicaron 138 . . . ".

El clima político del fin de siécle se enturbia rápidamente. Los socialistas, deseosos de disputarle a los anarquistas la primacía que tenían dentro del incipiente proletariado, organizan un acto en los Corrales Viejos. La policía irrumpe repentinamente y varios militantes, entre ellos Enrique Dickmann, son alojados en la comisaria. La Marsellesa, Hijos del Pueblo, el Himno a Turati son entonados con fervor por los detenidos. El comisario Vives les ordena entonces, perentoriamente, que se callen; no lo consigue, vuelve a insistir. . . y el canto se hace más fuerte. Resuelto, abre el calabozo y a empellones reparte a los detenidos en distintas celdas, junto a los borrachos. Minutos más tarde toda la comisaría entona La Marsellesa; el batifondo se vuelve infernal. Desconcertado, Vives decide liberar a los insurrectos para acabar con la batahola.

Las escaramuzas con la policía continúan y llegan a hacerse diarias.

Los "anarquistas de arriba" (como los socialistas definían a la clase gobernante) y los "anarquistas de abajo" preparaban el clima que culminaría con su primera clausura, en 1902. Las huelgas y enfrentamientos de los bandos que se disputaban el control del movimiento obrero, así como las diarias manifestaciones, desataron las iras del Congreso Nacional. En la noche del 22 al 23 de noviembre de 1902 se promulga y sanciona la Ley de Residencia (4144); entre los gestores de la medida se contaba el idílico y romántico Miguel Cané, autor de Juvenilia. Pero la energía policial no bastó para acallar a los entusiastas sostenedores del ideario socialista:a pesar de la clausura. La Vanguardia se imprimía ilegalmente y era distribuida entre los suscriptores por los propios afiliados.

La redacción, ubicada en aquel año en la calle México 2070, era "una habitación amplia con dos puertas, que se abrían a patios distintos. El compañero Mergal, un andaluz entusiasta que escribía las cartas con tinta roja y las encabezaba invariablemente con las palabras ¡Salud y revolución social!, era el administrador". Así recordaría posteriormente Nicolás Repetto su primera experiencia periodística, luego de ser ungido director del vocero socialista por el congreso partidario de 1901. "Nunca había penetrado en un taller tipográfico —recordó Repetto—; no sabia nada de burros ni de galeras."

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