sábado, 13 de junio de 2009

Dos modelos en pugna

Un ejemplo de participación

Por Oscar González*

El Municipio de la Costa acaba de destinar alrededor de cinco millones de pesos, la suma que le corresponde por coparticipación de las retenciones a las exportaciones de soja, a la implementación del programa de Presupuesto Participativo. Este gesto se condice con las políticas públicas que se despliegan desde el gobierno nacional.

El Municipio de la Costa acaba de destinar alrededor de cinco millones de pesos, que es la suma que le corresponde por coparticipación de las retenciones a las exportaciones de soja, a la implementación del programa de Presupuesto Participativo.

Este gesto, en un municipio que se esfuerza por distribuir con un criterio de mayor equidad, se condice en todo con las políticas públicas que se despliegan desde el gobierno nacional para mejorar sustancialmente la distribución de la riqueza y, además, dotar de protagonismo popular a la asignación de los recursos públicos.

El Presupuesto Participativo como instrumento de democracia protagónica, que la Secretaría de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete alienta como proyecto, ya se aplica en 22 comunas del país, es un poderoso instrumento de intervención de la ciudadanía, la que, conjuntamente con las autoridades locales delibera y decide cómo utilizar al menos una parte del presupuesto local.

De esa manera, contribuye a la democratización de la relación entre el Estado y la comunidad y a la construcción de una ciudadanía más activa, solidaria y crítica.
Hace no muchos años, cuando la concentración de la riqueza y el capital alcanzó su mayor pico de desigualdad y millones de familias carecían de lo más elemental, se hablaba de que ya llegaría el "efecto derrame" que beneficiaría a todos. La aciaga experiencia de ese modelo injusto demostró que el único "derrame" posible es a través de un Estado con capacidad de decisión para intervenir en la economía, regular los mercados y proteger tenazmente la producción y el trabajo como fuente genuina de bienestar social.

Por eso la decisión del Municipio de la Costa -como los de La Plata, Rosario, Morón y otras localidades- tiene también un alto valor simbólico en cuanto a que propone un modelo de gestión que confronta con el proyecto de una derecha dispuesta a evitar como sea un Estado activo y reducir la democracia a la simple competencia electoral.

Al empresariado sojero, que confrontó violentamente para defender su extraordinaria -y azarosa- rentabilidad, se suman hoy ciertas patronales del sector más concentrado del capital para reclamar la regresión a los tiempos del Estado subordinado por completo a los grandes grupos de poder.

Sus voceros y representantes políticos son los restos de la coalición que sostuvo el modelo de los 90, de donde surgen candidatos que hoy gastan en sólo cuatro días de campaña publicitaria la misma suma que el Municipio de la Costa destina para que los vecinos dispongan por si mismos las obras que necesitan.

*Dirigente socialista, Secretario de Relaciones Parlamentarias del gobierno nacional.

Publicado por la agencia TELAM el sábado 13 de junio de 2009

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