sábado, 12 de septiembre de 2009

Cristina y Obama, vidas paralelas

Lobos y lobbystas en USA y Argentina

Por Oscar R. González *

La pugna por democratizar el acceso a la salud en Estados Unidos y las iniciativas para profundizar los cambios en la Argentina enfrentan, en un paralelismo nada fortuito, el mismo entramado económico y mediático del privilegio. La propuesta de reforma del sistema de salud de los Estados Unidos presentada por el presidente Barak Obama ha desatado la feroz resistencia de las compañías de seguros, la poderosa industria farmacéutica, del Partido Republicano, del fundamentalismo religioso y hasta de algunos demócratas.La pretensión de mejorar un modelo de atención que hoy deja a 50 millones de personas sin asistencia sanitaria, ampliando la cobertura para alcanzar el 95% de la población, ha sido tergiversada por la campaña mediática de la derecha política y las empresas del sector, que han logrado inocular en la opinión pública la creencia de que Obama estatizará totalmente el sistema de salud, financiará abortos con fondos públicos y pondrá en manos del Estado la facultad de suspender o continuar la asistencia a los ancianos.Grandes medios de comunicación, comentaristas de televisión y líderes políticos opositores, empeñados en que Obama hociquee en ésta y otras iniciativas "socialistas", ya lograron que el presidente descienda casi 13 puntos de popularidad a partir del lanzamiento de la propuesta, mientras el bloque republicano recibe a diario a los lobbistas de los grandes laboratorios y de los gigantes financieros que manejan los fondos de salud y que no quieren saber nada con reducir el precio de los medicamentos (tres veces más caros que en Canadá) y el de los seguros médicos, que en conjunto encarecen enormemente el gasto de las familias estadounidenses y han llevado a millones de ellas a la quiebra.

Precisamente, el mayor encono contra la Casa Blanca lo suscita la propuesta de crear una aseguradora estatal que compita con las privadas para obligarlas a bajar los precios. Cualquier similitud con la situación que atraviesa la Argentina no tiene nada de casual.

El fracaso del Consenso de Washington y de las políticas neoliberales de los 90, así como el estallido de la crisis capitalista mundial, no implicaron en modo alguno la derrota definitiva de quienes sostuvieron y sostienen un catecismo invariable a favor de los mercados y absolutamente desprendido de cualquier responsabilidad social.

En varios países esta batalla se repite con gobiernos que, con diversos métodos y regímenes variados, se proponen restaurar parámetros de equidad social y poner límites al desmesurado apetito de ganancias de quienes gozan de rentabilidades exorbitantes.

En la Argentina asistimos a una de esas confrontaciones que se desatan ante cualquier iniciativa de redistribución de la riqueza y el poder, y el alineamiento de fuerzas se repite, casi idéntico: poderosos medios de comunicación, estrechamente imbricados con el núcleo más concentrado del capital, y dirigentes políticos que, en medio de la bancarrota de representatividad de los partidos tradicionales, se someten a la colonización que les imponen los grandes grupos de poder y de presión.

Lo vimos ya a lo largo del conflicto desatado por los empresarios del campo que resistieron y resisten las retenciones a las exportaciones de granos, lo vemos ahora con motivo de la propuesta de Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual, que busca democratizar el uso del espectro radioeléctrico, hoy en manos de verdaderos oligopolios de la información, para abrirlos a la pluralidad de voces de la comunidad.

Se ha dicho que la suerte de Obama depende de su capacidad y la del Partido Demócrata de convencer a los republicanos de que la salud es un derecho humano básico y, a la vez, de desenmascarar ante la sociedad las operaciones y mentiras que tergiversan su propuesta y buscan sembrar el miedo en una ciudadanía golpeada por la incertidumbre que trajo la crisis.

El desafío argentino es resistir el embuste informativo, la extorsión del privilegio y acentuar el itinerario de las transformaciones que requiere el desarrollo nacional y la inclusión social.

En ambos casos, se trata de una batalla por las conciencias que encabezan, simultáneamente, un afroamericano y una mujer comprometidos con su tiempo.

*Dirigente socialista. Secretario de Relaciones Parlamentarias del gobierno nacional.

Publicado por agencia TELAM el sábado 12 de septiembre

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