sábado, 6 de septiembre de 2014

Tiempo Argentino

Una caída hacia la derecha

Por Facundo Alé


La expectativa que se había generado en 2012 cuando François Hollande asumía en Francia, se convirtió en decepción. Un dato elocuente: su popularidad bajó al 16 por ciento.
Mi enemigo no tiene nombre, no tiene rostro ni partido, nunca presentará su candidatura y jamás será electo; sin embargo, ese enemigo gobierna. Ese adversario es el mundo de las finanzas." Con este mensaje, el 15 de mayo de 2012 el socialista François Hollande llegó a convertirse en el 24º presidente de la historia de Francia.
En un contexto de crisis internacional, y con preponderancia de gobiernos de derecha en el Viejo Continente, el regreso del Partido Socialista al Palacio del Elíseo despertó gran expectativa internacional. Sin embargo, a poco más de un año de asumir, el gobierno dio un giro drástico en su política económica, que se coronó con la aprobación de un severo plan de austeridad, llamado Plan de Responsabilidad Fiscal. Y con la elección de Emmanuel Macron, un hombre del establishment, en la cartera de Economía en remplazo de Arnaud Montebourg, el funcionario que con sus críticas desató una crisis interna en el partido de gobierno que generó la renuncia en pleno del Gabinete y el posterior recambio, anunciado hace unas semanas.
Cuando el PS arribó al poder en 2012, lo hizo con una oferta diferente al discurso hegemónico de una Europa cooptada por propuestas de ajuste. "Mantener las políticas de austeridad condenan a Europa a la explosión, no sólo a la recesión", dijo por ese entonces Hollande, quien en ese momento había presentado un proyecto para poner en marcha un plan de crecimiento en la Eurozona que incluía la inyección de 120 mil millones de euros que saldrían de los fondos de la Unión Europea (UE) y el Banco Europeo de Inversiones (BEI). Sin embargo, esta postura duró poco.
"Cuando asumió Hollande dijo haber entendido la 'voluntad de cambio' del pueblo francés, pero poco tardó en renegar de sus promesas y alinearse con la troika, que en los hechos gobierna Europa y la lleva hacia la debacle política y el estancamiento económico", aseguró Oscar González, ex secretario general del Partido Socialista argentino y actual miembro de la mesa nacional de Socialistas para la Victoria.
Y es que luego de despotricar en reiteradas oportunidades contra la "fatal austeridad", Hollande cambió sorpresivamente de rumbo y decidió alinearse con Merkel, a quien la cúpula del socialismo francés tildó como "la canciller de la austeridad".
Para justificar este cambio de rumbo, el presidente galo dijo que lo hacía para "transmitir a Europa confianza en su futuro". Sin embargo, este giro en su política económica le trajo graves consecuencias al interior de su partido, cuando un importante grupo de diputados socialistas puso en jaque la unidad partidaria luego de que el primer ministro, Manuel Valls, impulsara un severo plan de ajuste. Este programa llevó el nombre de Pacto de Responsabilidad y consistió en la reducción del gasto público en unos 50 mil millones de euros y la decisión de eximir a las empresas de aportar al Estado otros 30 mil millones de euros por las cargas familiares de sus empleados entre 2015 y 2017, con el supuesto compromiso empresario de crear nuevos puestos de trabajo y generar inversiones.
El economista del Centro Cultural de la Cooperación, Martín Burgos, quien vivió durante 20 años en Francia, criticó la decisión de "reducir los impuestos a los empresarios con el supuesto propósito de recuperar el crecimiento, en un contexto de falta de crecimiento, ya que durante siete años este país no creció".
La decisión de Valls generó un fuerte rechazo en el ala izquierda del PS, que tildó a Hollande de "deambular con la biblia liberal en la mano derecha". El volantazo del presidente francés, sumado a un mal rendimiento económico, explican la fuerte caída en la imagen de Hollande, que con un 16% de popularidad tiene el índice más bajo de aceptación para un mandatario en los últimos 50 años.
Durante la gestión socialista, Francia arribó a un desempleo récord con 3,3 millones de desocupados. Según un trabajo del Instituto Nacional de Estudios Estadísticos de Francia, las mujeres y los jóvenes son los más perjudicados por el deterioro de las condiciones laborales en el país galo. Entre las mujeres que trabajan, el 30% lo hace en empleos de medio tiempo y entre los menores de 25 años la tasa de desempleo aumentó de 6,8 al 23,9% entre 1975 y 2013, y la mitad de ellos está empleada con contratos precarios.

INMIGRANTES. Otro de los temas que marcaron la gestión de Hollande tuvo que ver con los inmigrantes. Cuando asumió, el mandatario prometió luchar "contra el racismo y el antisemitismo". Sin embargo, tiempo después, el gobierno socialista se alineó con las propuestas del ultraconservador Frente Nacional liderado por Marine Le Pen, y avanzó contra la población gitana. Todo comenzó con la expulsión de una estudiante de 15 años de origen kosovar llamada Leonarda Dibrani, que fue expulsada porque su familia no tenía documentos. "La mayoría (de los gitanos) deben ser llevados hasta la frontera (…) Nuestro papel no es acoger a estas poblaciones", declaró Valls, quien por  entonces era ministro del Interior. El resultado fue que sólo en 2013 Francia echó a 5000 gitanos de asentamientos ilegales en los alrededores de distintas ciudades.

CONFLICTOS ARMADOS. En este aspecto también es notable el cambio de marcha de Hollande. Cuando arribó al poder, el presidente socialista tuvo un fuerte mensaje antibelicista que incluyó planes para un pronto retiro de las tropas francesas en Afganistán. Sin embargo, todo quedó atrás cuando el año pasado el presidente decidió que sus tropas debían invadir la República de Mali con el argumento de controlar a grupos rebeldes islámicos que buscaban dominar al país africano.
"El giro de Hollande expresa el curioso destino de ciertas presuntas izquierdas con 'sentido de realidad', que en Europa, y en Argentina también, terminan asumiendo el discurso y, sobre todo, la defensa de los intereses del gran capital para ganar la aceptación del establishment corporativo, el gran capital y sus voceros de  la 'prensa seria'", concluyó Oscar González. 

Publicado por Tiempo Argentino, Sup. Claves del mundo, pág. 1 y 2, el 6 de septiembre de 2014 

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