viernes, 1 de febrero de 2013

Tiempo Argentino

Un destello que ilumina el presente

Por Oscar González*

Revisar las resoluciones tomadas por el Congreso General Constituyente de 1813 es asomarse a un momento singular del largo camino por la conquista de la Independencia, donde el destello revolucionario de Mayo ilumina con mayor intensidad. Ni siquiera el fracaso de su objetivo último, que era dotar al nuevo país de una institucionalidad propia asentada en un texto constitucional, fue capaz de opacar la magna obra legislativa de aquella Asamblea del Año XIII.
La evocación de ese episodio, 200 años después, no parece implicar sólo la mera recuperación de una fecha relevante. Ofrece, además, la oportunidad de explorar la notoria correlación entre aquellos denodados esfuerzos por reivindicar la soberanía popular y construir una Nación autónoma y los actuales desafíos por consolidar un proyecto de país socialmente inclusivo y políticamente independiente. Ambos proyectos sufrieron amenazas de restauración: la del régimen autocrático hispano-colonial, entonces; la del modelo neoliberal globalizado, hoy.
Frente a poderosos enemigos externos e internos, aquellos diputados libraron una formidable batalla cultural e ideológica para despojarse de la máscara de Fernando VII y fundar una patria americana de libres e iguales.
Así, no sólo abolieron las diversas formas de servidumbre de los pueblos originarios –mita, yanaconazgo, encomienda– sino que, con la "libertad de vientres", dieron un paso decisivo hacia la desaparición de la esclavitud. Prohibieron también el uso de los tormentos, declararon extinguida la autoridad de la Inquisición, proscribieron los azotes escolares, desterraron los títulos de nobleza e incluso ordenaron que no existiesen en el frente de las casas distinciones de tal naturaleza.
La resistencia que originaron algunas medidas, las dificultades para aplicarlas y el derrotero ulterior de las luchas independentistas, prueban que el camino elegido por la Asamblea no era el que pretendían los apóstoles de la prudencia y el inmovilismo. En ese contexto tormentoso, realizó una tarea tan intensa y audaz como coherente con los propósitos transformadores que se había fijado.
Aquellos hijos de la Ilustración y de las ideas avanzadas de Moreno y Castelli, con Monteagudo a la cabeza, esos revolucionarios que con sus desvelos republicanos y democráticos pujaron por deshacerse definitivamente de la opresión y el oscurantismo colonial, pueden ser hoy evocados en sintonía con los esfuerzos de los jóvenes que en esta Argentina contemporánea se comprometen con los cambios en marcha y abrazan la acción política como instrumento para consolidar esta nueva etapa de la emancipación nacional.

*Dirigente de la Confederación Socialista Argentina

Publicado por Tiempo Argentino, Argentina, pág. 6, el  1ro de febrero de 2013.



No hay comentarios:

Publicar un comentario