martes, 8 de enero de 2013

Tiempo Argentino | Opinión

Justo hoy
La apropiación privada de una parte del medio físico-biológico es un título tan evidente de privilegio que la renta se sobreentiende, aun cuando en apariencia nadie la pague”. La cita, que conserva plena vigencia, pertenece a Juan B. Justo, de cuya muerte se cumplen 85 años y refleja qué pensaba el fundador del socialismo argentino en esta materia, que recobra actualidad con la resistencia de la Sociedad Rural a desprenderse de terrenos urbanos apropiados a precio vil, del mismo modo que rechazó en su momento asumir derechos de exportación razonables.

Para Justo —que propuso un camino original que tuviera en cuenta la estructura económico-social y la historia nacional—, la cuestión agraria era ciertamente central. Tanto que vivió en el campo largos períodos, le dedicó intensos años de actividad y hasta jugó un rol importante en los sucesos del “Grito de Alcorta”, que dio origen a la Federación Agraria, en 1912.

Se ocupó especialmente de la apropiación de la renta agraria, una materia sensible para un país gobernado durante décadas por una oligarquía terrateniente a la que él llamaba “clase inepta y rapaz”, siempre refractaria a contribuir, aunque se trate de módicos impuestos inmobiliarios.

Desde su perspectiva, facilitar el acceso a la tierra, democratizar su tenencia y retribuir con justicia el trabajo agrario eran la llave, no sólo para la democratización de la Argentina, sino también para un mejor uso de los recursos productivos y el incremento del bienestar general. Su iniciativa de impuesto progresivo a la renta del suelo fue central en su propósito de que los ingresos fiscales tuvieran una base más genuina y equitativa.

El pensamiento de Justo mantiene inusitada actualidad porque la visión de esa oligarquía —a la que reportan hoy además algunos descendientes de aquellos chacareros, enriquecidos por el boom de la soja y la especulación territorial— permanece inmune al paso del tiempo: siguen creyendo que la propiedad privada, aun producto del saqueo, es eterna e inmutable y que hasta el Estado les pertenece por derecho propio. Sueñan que, como los terrenos de Palermo, ese privilegio les será reconocido cuando amaine este tiempo de reformas que ellos interpretan sólo como un  vendaval populista.

Publicado por Tiempo Argentino, pág. 4, el 8 de enero de 2013.

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