viernes, 29 de junio de 2012

Tiempo Argentino | Confederación Socialista | Oscar González

Un socialismo unido y organizado en el proyecto nacional

Por Oscar González

Este sábado, el socialismo que integra el proyecto de transformación social y ampliación de ciudadanía que vive la Argentina de hoy, se agrupa en una sola organización, abierta y democrática, integrando diversas vertientes de una tradición cívica más que centenaria.
Se trata de darle plena visibilidad a quienes desde una identidad arraigada en los valores originales del pensamiento socialista, asumen el desafío contemporáneo de contribuir a la construcción de un paradigma alternativo al que intenta imponer denodadamente aquí y en todo el mundo el capitalismo globalizado.
La constitución de la Confederación Socialista Argentina es una causa común de partidos nacionales y provinciales, agrupaciones municipales y grupos de militantes de todo el país, en respuesta a una doble apelación de Cristina Fernández, cuando en Huracán convocó a construir un “frente nacional, popular, democrático” y cuando, en la multitudinaria demostración de Vélez, llamó a “unirse y organizarse”.
Los fundamentos de la nueva coalición socialista expresan una realidad nacional inequívoca: el hecho de que la agenda histórica de reivindicaciones del socialismo integra las políticas públicas que despliega el gobierno nacional a partir de 2003 y particularmente desde la asunción de la presidenta.
Sería largo enumerar la clara sintonía de aquellas medidas con las proposiciones del socialismo, pero basta para ello mencionar algunas: Asignación Universal por Hijo, rescate público de los fondos de pensión, plena vigencia de las negociaciones colectivas, recuperación de YPF, leyes de matrimonio igualitario e identidad de género, autonomización respecto de los organismos financieros internacionales y política de integración regional.
La determinación también es coherente con la decisión de los socialistas de los demás países sudamericanos, los que en Uruguay apoyan al presidente Mujica, en Bolivia a Evo Morales, en Brasil a Dilma, en Ecuador a Correa. La Argentina no podría constituir un caso anómalo, como pretenden algunos que de socialistas sólo tienen el nombre.

Publicado por Tiempo Argentino, Argentina, pág. 10, el 29 de junio de 2012.

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