viernes, 18 de junio de 2010

Presupuesto Participativo

Elegir, pero también decidir

“Necesitamos una democracia que no se agote en los límites de los mecanismos de representación política tradicional que, aunque respetables, merecen perfeccionarse con otras modalidades de implicación ciudadana. El Presupuesto Participativo va, precisamente, en esta dirección.”

Oscar González
Secretario de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete.

La incorporación de Avellaneda como municipio número 30 que dispone aplicar la metodología del Presupuesto Participativo en su ámbito nos da la oportunidad para reflexionar sobre el vasto, complejo y apasionante proceso de transición hacia una plena democracia que ya lleva 27 años y en el cual se inserta esta instancia de protagonismo popular, cuyo desarrollo propiciamos.
Es que la implementación de esta articulación entre vecinos y autoridades municipales para disponer de una parte del gasto público local, según la libre voluntad expresada en asambleas democráticas, significa un salto cualitativo en términos de autodeterminación ciudadana.
No es casual que el presupuesto participativo haya surgido en el mundo coincidentemente con el derrumbe del mundo bipolar y en el momento en que el neoliberalismo rampante que se apoderó del mundo lograba –gracias también a los propios errores- impugnar el sistema de partidos y, en general, el modelo de representación política. Así, la mayor parte de estos años de transición democrática han transcurrido bajo las condiciones impuestas por aquel neoliberalismo, con sus políticas de ajuste, privatizaciones, desregulación de los mercados, apertura comercial y financiera a favor del capital especulativo, lo que implicó un fuerte aumento de la desigualdad, la pobreza y la exclusión.
La búsqueda de la democracia en los marcos de ese neoliberalismo afrontó una contradicción política fundamental, ya que se trataba de recuperar los derechos civiles y políticos en el contexto de una conculcación de la ciudadanía económica y social. Así, la recuperación del Estado de derecho y del régimen democrático significó la recuperación formal de aquellos derechos civiles y políticos, pero al mantenerse simultáneamente la desigualdad, la pobreza y la exclusión, se comprometió gravemente el goce efectivo de esos derechos.
Como en un régimen democrático los distintos derechos de ciudadanía conforman un sistema y entre ellos existen relaciones de implicación mutua, su ausencia o limitación impacta negativamente sobre la calidad de la democracia.
Máxime cuando, en sintonía con lo anterior, algunas de las características de nuestra imperfecta democracia consisten en el predominio de formas delegativas de representación, el clientelismo y, en general, el distanciamiento entre gobernantes y gobernados.
En síntesis, la conjunción de una democracia de baja intensidad, más procedimentalista que efectiva, junto a una lógica económica y social fragmentadora y excluyente, debía terminar, como finalmente ocurrió, en una de las peores crisis de la historia argentina, con las instituciones representativas sumidas en una profunda deslegitimación y con casi el 60% de la ciudadanía arrojada a la pobreza.
Esa crisis dejó, sin embargo, dos enseñanzas de mucha importancia para todos aquellos que aspiramos a ser protagonistas de la construcción de una sociedad igualitaria, justa y libre. La primera es que necesitamos un Estado fuerte y protagónico, capaz de controlar el mercado y hacerlo compatible con una estrategia de desarrollo nacional y local con inclusión social.
La segunda revelación es que necesitamos, también, una democracia que no se agote en los límites de los mecanismos de representación política tradicional que, aunque respetables, merecen perfeccionarse con otras modalidades de implicación ciudadana. El Presupuesto Participativo va, precisamente, en esta dirección..
Definido como un proceso de intervención directa, permanente, voluntaria y universal, en el cual la ciudadanía, conjuntamente con el gobierno, delibera y decide qué obras y servicios se deberán realizar con todo o una parte del gasto público local, el Presupuesto Participativo representa una apuesta sustancial para ampliar y mejorar el Estado de derecho y el sistema democrático. Precisamente, una de las virtudes del presupuesto participativo es su contribución a la transformación del Estado a partir de un dispositivo que al habilitar la elaboración conjunta del presupuesto público y el plan de inversiones entre el gobierno y la comunidad, quiebra el centralismo y el verticalismo administrativo y legitima crecientemente al Estado a partir de una experiencia que lo acerca a los intereses populares. También, sirve a la profundización democrática, en la medida en que extiende el marco de lo formal a lo real, expandiendo positivamente los límites de la democracia eleccionaria y ampliándola hasta niveles de mayor protagonismo popular.
Tras dos décadas de experiencia, desde aquella iniciativa que nació en Porto Alegre en 1989 con el audaz proyecto del PT y del entonces prefecto Olivio Dutra, el Presupuesto Participativo ha recorrido un camino fecundo y hoy se encuentra en una fase de fuerte expansión a nivel mundial, se ha vuelto tema de debate y ocupa un amplio campo para la innovación y experimentación en materia de desarrollo local. Prueba de ello es el despliegue de numerosas redes nacionales en Brasil, Portugal, España y Argentina.
En el caso de nuestro país, las primeras experiencias de PP surgieron tras la crisis de 2001-2002, como respuesta a la necesidad de relegitimación de la autoridad política y de afrontar la fragmentación, construyendo ciudades más cohesionadas, social y territorialmente.
Actualmente, según los registros de nuestra Red, esta experiencia abarca ya 30 ciudades en nuestro país. El 2010 es un año importante para el PP en Argentina, ya que se incorporaron los municipios de Corrientes, Neuquén y ahora Avellaneda, que vienen a sumarse a otras localidades de gran relevancia y diverso liderazgo político partidario, que ya han iniciado su implementación. Es el caso de Rosario, Córdoba, Comodoro Rivadavia, San Salvador de Jujuy, San Fernando, San Miguel, General Pueyrredón, La Matanza y La Plata.
Asimismo, ya es una realidad el funcionamiento de la Red Argentina de Presupuesto Participativo, que coordinan la Secretaría de Relaciones Parlamentarias de la Jefatura de Gabinete y la Secretaría de Asuntos Municipales del Ministerio del Interior, y que cuenta con un portal digital , que en estos días renueva su diseño para hacerlo mejor y más accesible.

Publicado por el diario Tiempo Argentino, Opinión, página 13, el viernes 18 de junio de 2010




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