viernes, 26 de junio de 2009

Los 113 años del Partido Socialista y los antagonismos de hoy

La historia continúa

Por Oscar R. González*

Este domingo 28 de junio se cumplen 113 años de la fundación del Partido Socialista argentino. Curiosamente, ese mismo día, Juan B. Justo, su fundador, celebraba sus 31 años y estaba dedicado a traducir El Capital, de Karl Marx. El PS nacía “para combatir la politiquería criolla”, como los socialistas de entonces denominaban la concepción y las prácticas políticas de una oligarquía que consideraba el país como propiedad privada y que gobernaba mediante el fraude y, de ser necesaria, la represión.

Los socialistas de entonces abogaban por un sistema político moderno que excluyera esos métodos de conservación del poder político y económico, luchaban por una legislación protectora de los trabajadores y apostaban a un creciente protagonismo político de los obreros basándose en una fórmula sencilla: 2 socialistas=una mutual; 3 socialistas=un periódico; 4 socialistas=una biblioteca; 5 socialistas=una cooperativa. Y lo hicieron.

Hoy, bajo otras circunstancias, la lucha por esos derechos y por la profundización y ampliación de la democracia tiene plena vigencia y se actualiza políticamente en una coyuntura en que se testea el proyecto nacional, popular y progresista que lidera la presidenta Cristina Fernández.

Tras la crisis de representatividad política, que hoy se expresa en los varios conglomerados electorales aluvionales, es evidente que, al compás de los cambios progresistas de los últimos años, marchamos hacia un realineamiento de fuerzas y un nuevo mapa político en el que la gran línea divisoria está dada por la confrontación de dos proyectos de país, cuya maduración, sin duda, se acelerará en los tiempos inmediatos.

Pese al vaciamiento de los discursos de campaña, considerado por ciertos consultores políticos como una condición necesaria para captar el voto despolitizado, las coaliciones opositoras se han visto forzadas finalmente a explicitar sus objetivos. Cabalgando alocadamente entre la sinceridad y la hipocresía, sus dirigentes se contradicen y desdicen, al estilo de aquel político que confesó que no era de derecha ni de izquierda sino todo lo contrario.

Pero las viejas prácticas y, sobre todo, esa incorregible inclinación a la rapiña y al pillaje a costa de la necesidad social, está intacta. Es lo que alienta el innoble reclamo por los fondos previsionales –para volver a especular- y contra la intervención del Estado en la distribución de la renta nacional. En eso, la vieja oligarquía agro-exportadora de aquel final de siglo no tendría reproches para sus sucesores de ahora, que luego del derrumbe del modelo noventista, vuelven por lo que consideran suyo por derecho de mercado.

La memoria colectiva de los socialistas mantiene vívida aquellas luchas iniciales y, después de más de un siglo de aciertos y errores, luces y sombras, sabemos perfectamente dónde hay que estar porque no queremos una sociedad despolitizada e indiferente, por ende manipulable. Sí aspiramos a una sociedad que debata, que elija y controle, y un movimiento popular tan vasto y potente como para sostener el proceso de cambios progresistas que, pese a errores y tropiezos, nos permite seguir soñando con un futuro de emancipación. Como lo hicieron aquellos pioneros que se reunieron aquel 28 de junio de 1896 en un local de San Cristóbal para constituir ese partido “en defensa y para la elevación del pueblo trabajador”.

* Ex Secretario General del Partido Socialista (PS). Ex diputado nacional del PS. Actual Secretario de Relaciones Parlamentarias del Gobierno Nacional.

Publicado por la agencia TELAM y en el diario La Capital de Mar del Plata, el viernes 26 de junio de 2009

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