Nuevos sujetos, viejos predicados
Por Oscar R. González*
El declinante conflicto que nació por las retenciones se va esfumando pero aun en esta fase terminal sigue dando motivos para el asombro. Ahora
De las dos coaliciones opositoras en ciernes -una que alinea a figuras emergentes del duhaldismo y el menemismo y otra a
Vale recordar que cuando asumió el presidente Néstor Kirchner en 2003, con poco más del 22 por ciento de los votos, tenía ante sí una deuda pública colosal, una profunda crisis de las representaciones políticas y el acoso despiadado al país por parte del establishment financiero internacional. Contaba, eso si, con el descrédito generalizado de las reformas de mercado aplicadas en los `90 que dejaron un país devastado, y con un bloque de poder libanizado que había sido la base del menemismo. Los grandes grupos económicos, que hicieron su agosto con las privatizaciones, la desregulación y la apertura de la economía, vivieron aquel fin de fiesta como un duelo: su programa histórico necesitaba de una recomposición de las expresiones políticas que pudieran representarlos en un país que había dejado atrás los golpes militares.
Pero el rechazo a
Que los partidos políticos, ya sea por su origen y devenir o por decisión de sus dirigentes, representen a determinados sectores sociales y económicos no sólo es natural y legítimo sino, además, legitimante. No lo es menos la formación de coaliciones, más aún en un contexto de debilidad de las representaciones partidarias tradicionales.
Lo inquietante, en cambio, es que tal decisión lleve a ahogar el debate sobre políticas públicas, de Estado, que trascienden gobiernos y partidos. Porque el conflicto de fondo no es sobre retenciones o acerca de porcentajes u otras decisiones coyunturales, sino sobre el derecho y el deber del Estado de regular el mercado y garantizar consiguientemente los derechos sociales básicos para toda la población.
El debate, entonces, requiere de otro marco, donde el conflicto, por áspero que fuere, no conlleve la voluntad de minar la gobernabilidad democrática a cualquier precio. Hoy esa gobernabilidad no está en peligro en modo alguno, pero muchos dirigentes, incluso algunos que provienen de partidos de tradición popular, se están convirtiendo en rehenes de la derecha, quizás sin darse cuenta que de ese modo están también comprometiendo a futuro la autonomía de la política y del Estado frente a los grandes grupos de poder y de presión.
* Dirigente Socialista. Secretario de Relaciones Parlamentarias de
Publicado por la agencia de noticias TELAM el 7 de marzo de 2009
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