miércoles, 4 de septiembre de 2013

Tiempo Argentino

Tinta roja

Por Oscar González
 
Ya pasaron 143 años de su fundación y La Nación aún añora aquel país oligárquico sepultado por las sucesivas oleadas de luchas sociales y políticas que mediante el sufragio popular irrumpieron en 1916, 1946, 1973, 1983 y 2003.

Desde siempre, el diario ha sido la más clara expresión ideológica de los dueños de la Argentina, que por falta de capacidad o de vocación jamás pudieron estructurar una fuerza política capaz de competir en elecciones.

Eso no les impidió asaltar el poder valiéndose de la fuerza de las armas, como en 1930, 1955, 1966, 1976, o el sabotaje económico, como en 1989, y, en cada caso, el auxilio de una prensa provocadora, que crea atmósferas políticas, sociales y culturales golpistas.

La referencia de La Nación al golpe que en 1955 depuso a Perón no es una interpretación historiográfica, falaz por otra parte. Tiene la intención de trazar un paralelo entre aquellos años y la actualidad y, para todo el que sepa leer y conozca la historia del matutino, es una invocación a precipitar el final de un gobierno que, a lo largo de la última década, ha impulsado transformaciones inéditas que cuestionaron la potestad de los dueños de la tierra, el dinero y los medios sobre el destino nacional.

Esta reincidencia verdaderamente criminal, esta indisimulada prédica con tinta roja contra las instituciones, la Constitución y la voluntad popular, no sólo es una afrenta a la República que debe ser denunciada. Es, sobre todo, la confirmación de que el camino de reformas y ampliación de derechos merece ser no sólo ratificado sino, aun más, profundizado.

Publicado por Tiempo Argentino, Argentina, pág 4, el 4 de septiembre de 2013.
 

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